21 de octubre de 2014

Guía para el futuro parisino: aprovechar el sol

En esta segunda entrega de mi guía para el futuro parisino he querido centrarme en un aspecto primordial que se debe conocer cuando llevas un tiempo viviendo en París: ¿dónde puedo ir para aprovechar los días o momentos de sol? Puede que no veáis la utilidad a este apartado si nunca habéis vivido en un país cuyos días soleados se cuentan con los dedos de una mano (qué exagerada...). Pero si, como yo, os habéis vuelto météo-dependientes (¿eso qué es lo que es?) seguro que esta guía os será de mucha utilidad.

- Empezamos con los tópicos típicos clásicos: con vistas a la torre Eiffel. Todo el mundo conoce la respuesta, ¿no? Los Campos de Marte ofrecen las mejores y más cercanas vistas a la Dama de Hierro y es un "imperdible" los primeros meses de vida parisina, pero una vez pasada la fase "alucino, ¡vivo en París y hago botellón frente a la torre Eiffel!", se suelen preferir otros rincones más tranquilos. Entre mis preferidos están la terraza del Palais de Tokyo, donde además de las vistas al Sena y a la torre podéis aprovechar para visitar el museo; o mi imperdible number one, cuyo mirador es uno de los lugares más románticos de París: el parque de Belleville, tan tranquilo como pequeño y situado en un barrio poco turístico pero de los más interesantes (y, en mi opinión, bohemios) de París.
Los quais al principio de la Isla de
la Cité tienen vistas fabulosas a la
Torre Eiffel y el Pont des Arts

- A orillas del Sena: cuando hace sol y buen tiempo, a los parisinos les gusta reunirse a orillas del Sena para hacer picnics y apéros. La oferta de lugares es tan larga como el río mismo, pero los más populares suelen ser Les Bergers de Seine (que están recién sacaditos del horno, pues fueron abiertos al público el verano de 2012, si no me equivoco, y que abarcan desde el Pont de l'Alma hasta el Museo de Orsay), los quais de la Isla de la Cité, al principio de esta o en sus laterales, los de la Isla Saint Louis, o el quai Saint-Bernard, que va desde Notre-Dame hasta pasado el Instituto del Mundo Árabe (frente al cual se pueden bailar salsa, rock, tango y hasta danzas bretonas en verano).

- En el centro de la ciudad: aquí tenemos una amplia gama de destinos, favoritos de turistas y parisinos. Los más conocidos son: el Jardín de Luxemburgo, que cuenta con las típicas sillas verdes (que pesan un quintal) por las que los parisinos "se pelean" y en las que se acomodan para leer o charlar, está decorado con estatuas neoclásicas, es sede del Senado, tiene un amplio césped para tumbarse, acoge a viejitos jugando al ajedrez y esconde una fuente la mar de romántica.
Fuente Médicis, Jardin de Luxembourg


Jardin del Palais Royal
Con un estilo parecido tenemos el Jardín de las Tullerías (Jardin de Tuileries), lugar que antes ocupaban fábricas de tejas y que hoy se ha convertido en un parque muy frecuentado por estar frente al museo del Louvre y tener vistas a la plaza de la Concordia y los Campos Elíseos; además alberga el museo de la Orangerie y queda a dos pasos del museo de Orsay. Si estáis paseando cerca de Notre-Dame, podéis también aprovechar el sol y reposaros en la plaza detrás de la catedral (en primavera es especialment bonita, con los árboles en flor) con unas magníficas vistas de esta. Pero si preferís algo más tranquilo donde los carteristas sean menos abundantes, os recomiendo el jardín del Palais Royal: parece mentira, pero justo al lado del Louvre y detrás del Palais Royal y la Comédie Française hay un jardín la mar de mono en el que se puede estar tranquilo y apenas oír los coches. Yo llamo a este tipo de jardines o plazas "oasis urbanos", si me hacéis caso y los visitáis descubriréis por qué.

En Montmartre. Otro clásico que nadie debería perderse son las escaleras y el jardín a los pies de la Basílica del Sacré Coeur, con una de las mejores vistas de toda la ciudad y que es lugar de reunión para turistas cansados, vendedores de bebidas frías, artistas y músicos callejeros y hasta un futbolista equilibrista. Pero si tenéis miedo de perder vuestra cartera, os aconsejo "mi lugar secreto" y más favorito: rodead la basílica hasta llegar a un pequeño jardín en la rue de la Bonne. Chissst, que no se corra la voz ;-)
Vistas desde la plaza "secreta"
Con glamour: habéis terminado de gastar vuestros ahorros en el último bolso Vuitton comprado en los Campos Elíseos y estáis exhaustos de caminar los 2 km de dicha avenida... ¿Qué mejor que tumbarse a la bartola en el césped frente a los Inválidos? Pasad el puente de Alexandre III, uno de los más bonitos de la ciudad, y disfrutad del sol con vistas al Grand y Petit Palais. Si no estáis lejos del Arco del Triunfo, también podéis pasaros por el parque Monceau, en pleno barrio rico. Pero si el césped no es lo suficientemente chic para vosotros, siempre podéis descansar de vuestras compras en la terraza del Petit Palais: ¡venga! si tenéis dinero para un bolso Vuitton o un brazalete Cartier, sin duda podréis permitiros el precio de un café (además la entrada es gratis si tenéis menos de 25 años y sois europeos).

Place des Vosges
- En oasis urbanos (¡cuidado! aquí  os revelo algunos de los mejores lugares de París, ¡tratadlos con el cariño que merecen!): tenemos dos magníficos al lado de la plaza de la Bastilla. Sí, con lo ajetreada y ruidosa que es siempre, no ha podido ganar la batalla contra la Place des Voges, donde la calma reina ajena al emplazamiento que ocupa. Además de relajaros como un verdadero parisino, escuchando a los músicos callejeros que tocan bajo las arcadas de la plaza, podéis aprovechar para visitar la antigua casa de Víctor Hugo, que vivió en uno de los apartamentos que rodean la plaza. La Coulée Verte comienza en la Bastilla, pero tal vez os haya pasado desapercibida porque está en las alturas: ocupa la antigua red ferroviaria de TGV y va desde Bastilla hasta el Bois de Vincennes. También se encuentran sobre las antiguas vías de tren que rodean el 18e arrondisement los jardines compartidos, caminos y terrazas de la petite ceinture: igual que la Coulée Verte pueden pasar inadvertidos porque, esta vez, hay que mirar hacia abajo para darse cuenta.

- Rodeado de agua. Es posible tomar el sol cerca del agua sin tener que ir a orillas del Sena (ya estáis hasta la coronilla de clichés). De hecho, muchos parisinos prefieren acomodarse a los lados del Canal Saint-Martin (que, por cierto, es donde Amélie Poulin tiraba piedras... para que luego digáis que no os llevo a sitios famosos) o del Canal del Ourq, donde además se puede jugar a la petanca (en Francia no es deporte de viejos), hacer equilibrios en una cuerda entre dos árboles o tomar algo en un bar súper mega guay del que hablaré otro día. Por cierto, en el parque de la Villette también hay mucha agua (y césped), así matáis dos pájaros de un tiro.
Parque de la Villette y Canal del Ourq
- Entre tumbas: vale que en los cementerios no hay mucho sitio para tumbarse a tomar el sol (excepto si llegáis allí tumbados...) pero son tan verdes y bonitos que merecen una visita bajo el sol. Además podéis aprovechar el viaje para rendir homenaje a las grandes personalidades que se encuentran en el cementerio de Montmartre o en el de Père Lachaisse.

- En un parque normal y corriente, que también los hay. Si ya habéis hecho el recorrido de ensueño de todo recién llegado a París, sabed que sigue habiendo muchísimos parques menos turísticos. Entre los más populares tenemos: el parque de la Villette (que incluso tiene cine al aire libre durante el verano) y donde también está, por cierto, la ciudad de las ciencias; el parque de Bercy, muy largo y agradable, con fuentes, puentes y diferentes estilos de jardinería... es de mis preferidos, pero os aconsejo evitarlo en primavera si sufrís de alergia (hay muchísimas flores...); el Jardin des Plantes, donde también se encuentra el museo de historia natural, que queda a dos pasos de la mezquita (en cuya terraza se puede disfrutar de un delicioso té); o mi preferido, el parque de Buttes Chaumont, que lo tiene todo: vistas al Sacré-Coeur, una cascada, colinas, césped en abundancia y buen ambiente.

- En un bosque (al que se pueda llegar en metro). París tiene dos "bosques urbanos": el Bois de Boulogne (conocido porque en la antigüedad -y un poco en la actualidad- había bastante prostitución...), que tiene un gran lago y una enorme extensión para pasear y "picniquear"; y el Bois de Vincennes, que yo prefiero al anterior porque cuenta con un precioso parque floral donde se organizan conciertos de música clásica gratuitos (en septiembre), un jardín de "olores" (con una grand diversidad de plantas aromáticas), un lago enorme (Lac Dausmenil), un castillo (de Vincennes) y no se oyen tantos coches como en Boulogne.
Bois de Vincennes
- "Lejos" de la capital. Imaginad que hoy es un día de esos en los que brilla el sol, queréis hacer un picnic, disfrutar de un poco de naturaleza... ¡y no oír el ruido de los coches! "¿Dónde puedo ir?" os preguntáis desesperados. ¿A un oasis urbano? Ahí no se hacen picnics... ¿A un bosque urbano? Ahí se oyen coches... No os preocupéis, hay una salida y ¡se llama RER! Con él podéis ir a casi cualquier parte. Si optáis por ir hacia el sur, podéis pasar un día tranquilo en el Parc de Sceaux: es gigante, tiene una fuente, un lago enorme, un recorrido del deporte, un recinto con animales (cabras, ovejas...) y grandes explanadas para tumbarse a tomar el sol o jugar a voleibol. Si preferís el norte y no os dejáis engañar por la mala fama de Saint Denis, podréis disfrutar del fabuloso parque de la Isla Saint-Denis, que cuenta con un recorrido tan agradable que inspiró a varios pintores impresionistas, juegos para los niños y muchos kilómetros para pasearse. Otra opción al norte es el parque de Bobigny, al que podéis llegar siguiendo el agradable paseo junto al Canal del Ourq, o incluso en barco (solo en verano). Otra opción un poco más lejos es una excursión a Enghien-les-Bains, en cuyo inmenso lago se puede alquilar una barquita o simplemente sentarse en el embarcadero a disfrutar del solecito.

 
Parc de Sceaux

Con estos lugares estáis más que preparados para afrontar el sentimiento de "madre mía, madre mía, ¡hace sol! ¡Rápido, tengo que salir a aprovecharlo! ¿¡Dónde voy!?" que tal vez desarrolléis después de un tiempo de vida parisina. Ahora que sabéis por dónde empezar iréis descubriendo que hay muchos sitios ocultos en París y otros tantos un poco más alejados del bullicio... ¡A broncearse se ha dicho!

PS: Os preguntaréis por qué un post así en pleno otoño... Pues bien, tenía pensado publicarlo este verano, que ha sido inexistente, y me pareció hurgar más en la herida ya que no ha habido sol ni calor que aprovechar. Pero este mismo fin de semana disfrutamos de dos días enteros a 24°, durmiendo en parques y pensando "dios mío, hace sol, ¡tengo que aprovechar!". Este post ha sido escrito con la esperanza de tener más de esos antes de 2015...

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