13 de noviembre de 2014

Alquiler de coche: la alternativa

Hay muchas maneras de viajar pero pocas te ofrecen tanta flexibilidad horaria y libertad de ruta como Alquilar un coche suele ser una buena idea cuando vas a un destino un poco perdido de la mano de dios, cuando los billetes de tren/avión son demasiado caros o cuando quieres ir a tu rollo y no depender de horarios y estrés de "voy a perder el autobús". El único problema es que, a veces, resulta un poco caro. Si además sois tan poco organizados como yo y muchos de vuestros viajes cortos los preparáis con dos días de antelación y/o en fechas señaladas (puentes y festivos nacionales), los precios de las agencias de alquiler se dispararán haciendo que os quedéis en casa sin viaje o que os gastéis un dineral.
el coche.

Por suerte, hay una alternativa que yo conocí hace poco y que ha resultado muy barata y mucho más cómoda: alquilar a particulares. Esto es: alguien tiene coche que no utiliza y decide alquilarlo para ganarse un dinerillo extra sin hacer esfuerzo.

¿Por qué es una buena idea alquilar a particular?

1. Precios más bajos
Algunos utilizarán este medio para hacerse de oro, pero yo creo que la mayoría de particulares parten del principio de que "con cualquier tarifa que ponga ganaré dinero" y por esto los precios suelen ser asequibles. Claro que hay de todo, pero puedes encontrar coches en muy buen estado por menos dinero que en una agencia.

2. Mayor flexibilidad horaria
No dependes de los horarios fijos de una agencia, sino que tú te organizas con el propietario para recoger y entregar el coche. Si te va mejor recuperarlo a las 22h y estáis de acuerdo, adelante. Si vas a entregarlo un poco más tarde de lo establecido, puedes llamar al propietario para avisarle y, con suerte, no te facturará un día adicional. (Claro, esto depende de cada propietario, pero en general prima el buen rollo y no suele importarles).

3. Kilometraje adicional más barato (o sin kilometraje adicional)
Me parece que en España no suele haber kilometraje limitado, ni siquiera por agencia, pero en Francia esto es harina de otro costal. Si alquiláis un coche aquí, tan solo vienen incluidos 100km al día, y cada km adicional tiene un precio variable (en torno a los 0,25€ por km). La mayoría de los particulares (franceses) también establecen un kilometraje limitado a 100km, pero sus tarifas por kilómetro suplementario son mucho más bajas (en torno a los 0,8€). De nuevo, en España no suelen poner kilometraje limitado.

4. Trato más familiar
El dueño del coche quiere que todo vaya bien por lo que te facilitará la tarea. Habrá excepciones, pero en general la gente es agradable y servicial. Las veces que yo he utilizado esta opción ambos particulares han sido muy simpáticos y "de fiar". La segunda vez, de hecho, hasta nos dejó el coche un día más y sin coste adicional.

5. Menos sorpresas desagradables
Las compañías de alquiler de coches juegan mucho con la letra pequeña, y si no estás atento te puedes llevar un disgusto económico. Los particulares, al ser un trato más cercano y menos dirigido a hacer negocio, no suelen ir a buscar las cosquillas. No serán tan pesados con controlar el estado del coche a su devolución (esto es, no lo van a controlar más que cuando te lo prestaron, sino igual) ni con el depósito de gasolina, siempre y cuando esté más o menos a la misma altura.


He de decir que mi experiencia en alquiler de coches en España es casi inexistente, pero tras algunas experiencias francesas os lo recomiendo como alternativa. Ambos propietarios fueron la mar de simpáticos y nos facilitaron mucho la tarea (al devolver el coche, uno de ellos nos llevó hasta casa y todo). No nos pusieron trabas cuando lo entregamos un poco más tarde de lo establecido (o incluso nos lo dejaron un día más) ni cuando vieron que habíamos superado el límite de kilómetros contratado (claro que recompensamos llenándole el depósito más de lo establecido).

Algunas de las páginas web para alquilar de particular a particular son: MovoMovo y SocialCar en España; o Drivy y OuiCar en Francia. Tal vez es porque yo he tenido una muy buena experiencia, pero sin duda lo recomiendo.

7 de noviembre de 2014

Homburgo (que no Hamburgo)

Berlín, Múnich, Colonia, Frankfurt, Dusseldorf, Stuttgart, Leipzing, Hamburgo... Hay muchas ciudades importantes y famosas en Alemania que suelen ser las primeras visitadas si te dejas caer por estas tierras. Yo, sin embargo, empecé por Homburgo (que no Hamburgo). ¿Qué se me había perdido a mí por aquellos lares? Nada, la verdad; pero como ocurrió con Martinica, si un amigo te propone ir porque es su ciudad natal, pues allí que te vas. ¡Nunca hay que negarse a un viaje!

Esta vez el destino suena menos exótico, claro. Encima cada que vez que dices que vas a visitar Homburgo todo el mundo entiende que vas a Hamburgo. Que noooo, ¡pesaos! Homburg es una pequeña ciudad al ladito de Francia, que forma parte del estado de Sarre, uno de los más pequeños de todo el país. ¡Olé, olé! Resulta que Homburgo tenía muchas riquezas en carbón, y pasaron varios años que si ahora somos de Francia que si ahora de Alemania: ahora somos franceses, ahora alemanes, ¡que no, franceses! ¡alemanes! El resultado es que tal vez consigas hacerte entender en francés sin necesidad de hablar una palabra de alemán (¡uf!).

Seguro que estáis pensando que soy una pringadilla y que quién me engañó para irme a ese rincón desconocido y perdido... Pues ¿a que no sabíais que...?


Plaza del mercado e iglesia St. Michael
Foto vista aquí
Homburgo tiene un castillo en las alturas y rodeado por el bosque (castillo de Karlsberg), desde donde se puede ver toda la ciudad. Vale que hoy el castillo está un tanto en ruinas tras su destrucción por las tropas francesas, pero esto le añade aún más encanto.

Homburgo es una ciudad integrada en el bosque. De un barrio a otro a veces hay atajos yendo por plena naturaleza. ¡Já! Tiene muchos parques y parajes naturales, perfectos para hacer deporte, pasearse, respirar aire fresco, abrazar árboles (cosas de alemanes...) y escuchar a los pajarillos cantando. Además tiene un lago en los alrededores y cuando hace buen tiempo se organizan innumerables barbacoas y fiestas.

Homburgo tiene un centro ciudad pequeñito (como el resto de la ciudad, claro) pero muy mono, con una plaza del mercado coronada por la iglesia St. Michael.

Cuando se acerca Diciembre, levantan un mercadillo de Navidad. Vale, ahí me habéis pillado... seguro que todas las ciudades alemanas tienen un mercadillo de Navidad... Pero el de Homburgo seguro que es de los más pequeñitos, ¡ala!

Tanto me integré que no se diría
que no soy alemana
Foto vista aquí
Además, y como buena ciudad alemana, Homburgo ¡tiene una fiesta Oktoberfest! Solo que se llama Bockbierfest y se celebra a principios de noviembre. Antes de ir me previnieron de que la cerveza era muy fuerte y no muy buena, pero todo pamplinas. A mí me encantó (claro que casi acababa de llegar de Bélgica, donde me bebí hasta el agua de los charcos): jarras grandes, gente maja, grupos folclóricos tocando música tradicional... Me hice un papelito con las letras de la canción principal y pasé completamente desapercibida ;-)

Por supuesto, esta Bockbierfest se celebra con la cerveza propia de la ciudad. Eh, ¿qué os pensábais? Homburgo tiene su propia brasería, de la que sale la cerveza Karlsberg (que no Carlsberg).

Pero sobre todo, Homburgo tiene gente la mar de maja y acogedora que harán todo lo posible por hacer que te sientas como en casa aunque no entiendas ni papa de alemán. Y, al fin y al cabo, ¿no es eso lo que cuenta?


*
Dejando a un lado lo buena que pudiera ser mi primera experiencia en Alemania, no dudes en pasarte por Homburgo si estás por la zona. Subir al castillo, tomar una Karslberg (o emborracharte a muerte si vienes para la Bockbierfest), pasear por el bosque, respirar aire fresco, disfrutar del paisaje...

Homburgo es la prueba de que hasta los rincones menos populares en las guías tienen algo que ofrecer ;-)