7 de noviembre de 2014

Homburgo (que no Hamburgo)

Berlín, Múnich, Colonia, Frankfurt, Dusseldorf, Stuttgart, Leipzing, Hamburgo... Hay muchas ciudades importantes y famosas en Alemania que suelen ser las primeras visitadas si te dejas caer por estas tierras. Yo, sin embargo, empecé por Homburgo (que no Hamburgo). ¿Qué se me había perdido a mí por aquellos lares? Nada, la verdad; pero como ocurrió con Martinica, si un amigo te propone ir porque es su ciudad natal, pues allí que te vas. ¡Nunca hay que negarse a un viaje!

Esta vez el destino suena menos exótico, claro. Encima cada que vez que dices que vas a visitar Homburgo todo el mundo entiende que vas a Hamburgo. Que noooo, ¡pesaos! Homburg es una pequeña ciudad al ladito de Francia, que forma parte del estado de Sarre, uno de los más pequeños de todo el país. ¡Olé, olé! Resulta que Homburgo tenía muchas riquezas en carbón, y pasaron varios años que si ahora somos de Francia que si ahora de Alemania: ahora somos franceses, ahora alemanes, ¡que no, franceses! ¡alemanes! El resultado es que tal vez consigas hacerte entender en francés sin necesidad de hablar una palabra de alemán (¡uf!).

Seguro que estáis pensando que soy una pringadilla y que quién me engañó para irme a ese rincón desconocido y perdido... Pues ¿a que no sabíais que...?


Plaza del mercado e iglesia St. Michael
Foto vista aquí
Homburgo tiene un castillo en las alturas y rodeado por el bosque (castillo de Karlsberg), desde donde se puede ver toda la ciudad. Vale que hoy el castillo está un tanto en ruinas tras su destrucción por las tropas francesas, pero esto le añade aún más encanto.

Homburgo es una ciudad integrada en el bosque. De un barrio a otro a veces hay atajos yendo por plena naturaleza. ¡Já! Tiene muchos parques y parajes naturales, perfectos para hacer deporte, pasearse, respirar aire fresco, abrazar árboles (cosas de alemanes...) y escuchar a los pajarillos cantando. Además tiene un lago en los alrededores y cuando hace buen tiempo se organizan innumerables barbacoas y fiestas.

Homburgo tiene un centro ciudad pequeñito (como el resto de la ciudad, claro) pero muy mono, con una plaza del mercado coronada por la iglesia St. Michael.

Cuando se acerca Diciembre, levantan un mercadillo de Navidad. Vale, ahí me habéis pillado... seguro que todas las ciudades alemanas tienen un mercadillo de Navidad... Pero el de Homburgo seguro que es de los más pequeñitos, ¡ala!

Tanto me integré que no se diría
que no soy alemana
Foto vista aquí
Además, y como buena ciudad alemana, Homburgo ¡tiene una fiesta Oktoberfest! Solo que se llama Bockbierfest y se celebra a principios de noviembre. Antes de ir me previnieron de que la cerveza era muy fuerte y no muy buena, pero todo pamplinas. A mí me encantó (claro que casi acababa de llegar de Bélgica, donde me bebí hasta el agua de los charcos): jarras grandes, gente maja, grupos folclóricos tocando música tradicional... Me hice un papelito con las letras de la canción principal y pasé completamente desapercibida ;-)

Por supuesto, esta Bockbierfest se celebra con la cerveza propia de la ciudad. Eh, ¿qué os pensábais? Homburgo tiene su propia brasería, de la que sale la cerveza Karlsberg (que no Carlsberg).

Pero sobre todo, Homburgo tiene gente la mar de maja y acogedora que harán todo lo posible por hacer que te sientas como en casa aunque no entiendas ni papa de alemán. Y, al fin y al cabo, ¿no es eso lo que cuenta?


*
Dejando a un lado lo buena que pudiera ser mi primera experiencia en Alemania, no dudes en pasarte por Homburgo si estás por la zona. Subir al castillo, tomar una Karslberg (o emborracharte a muerte si vienes para la Bockbierfest), pasear por el bosque, respirar aire fresco, disfrutar del paisaje...

Homburgo es la prueba de que hasta los rincones menos populares en las guías tienen algo que ofrecer ;-)

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